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UNA NOTA SOBRE LA NUEVA POLÍTICA DE INMIGRACIÓN DE LA UE


Según "el País" (lunes 22 de octubre de 2007, página 6), la Unión Europea va a promover la llegada de inmigrantes cualificados, es decir, aquellos que tengan un título de educación superior.

Según la periodista, la Unión Europea dará "facilidades a los extranjeros con estudios superiores, para que se decidan por Europa en lugar de emigrar a Estados Unidos y suplan la falta de mano de obra que se avecina en el continente". Más adelante se remacha el clavo, recordando que "EEUU atrae al 55% de estos trabajadores, mientras que sólo el 5% llama a las puertas de la Unión". Además, "el 3,2% de los inmigrantes son inmigrantes altamente cualificados, mientras que en Australia se elevaban al 9,9% y en Suiza al 5,3%. En la Unión Europea, los altamente cualificados apenas representan el 1,72% de la fuerza laboral".

¿Por qué está la Unión tan preocupada? En una columna adyacente al artículo principal y titulada "La llegada de cerebros como tabla de salvación", escribe la periodista: "Bruselas está convencida de que la entrada de inmigrantes cualificados es una de las vías de salvación de la economía europea" porque "harán falta más jóvenes para pagar las pensiones".

Se reconoce en el texto que esta política es polémica, ya que, por un lado, es vista como una incitación a la fuga de cerebros, y , por otro, resulta una injerencia en las competencias estatales. También se recoge la opinión de la Secretaria de la Confederación Europea de Sindicatos, según la cual "no nos gusta que la UE decida qué inmigrantes son buenos y cuáles no. ¿Por qué sólo los cualificados? Europa también necesita gente en los demás sectores".

Como no puede pedirse a un artículo periodístico un análisis profundo, colaboremos desde aquí a una reflexión algo más matizada.

Destaca, en primer lugar, la preocupación por la, habitual, inferioridad respecto a los Estados Unidos. Que este país es un polo de atracción de inmigrantes cualificados es un fenómeno conocido desde hace mucho y que afecta, además, como es igualmente notorio, a los propios europeos y más palmariamente aún, a los propios titulados superiores españoles. Parece que las preclaras mentes de Bruselas despiertan ahora del letargo y se dan cuenta de las múltiple ventajas de tener una inmigración a la medida.
Curiosamente, el principal argumento, y que en el texto sólo aparece de refilón, es bien sencillo.

La empresas necesitan en esta "economía basada en el conocimiento" de trabajadores cualificados, en la perspectiva de un crecimiento cada vez mayor. Como la oferta interior parece que va a resultar escasa, hay que buscar personal en el extranjero y, para ello, hay que competir con los EEUU, que ya han mostrado el camino.
Los inmigrantes cualificados ofrecen además, ventajas suplementarias.

En primer lugar, los países receptores no han tenido que hacerse cargo de su formación. Más aún, en muchas circunstancias, la formación superior en estos países se ha realizado con cargo a la ayuda exterior. Así, los países "desarrollados" se benefician por partida doble. Por un lado, despliegan una ayuda más o menos generosa pero condicionada; por otro, reciben los frutos de esta ayuda en forma de personal formado que puede contribuir así a acelerar el crecimiento de la economía (y de los beneficios privados) No es extraño el énfasis del Banco Mundial para prestar fondos que fortalecieran la educación, y en particular la superior, en muchos países "en vías de desarrollo". O lo que es lo mismo, los países pobres se han endeudado par formar titulados que irán a trabajar a los países ricos.
Se reconoce por parte de los elaboradores de esta nueva política, que se va a acusar a Bruselas de "promover la fuga de cerebros de países en desarrollo. Por eso, el texto camina con pies de plomo y pide a los Estados de la UE que se abstengan de reclutar trabajadores en sectores necesitados de los países en desarrollo como el sanitario". Punto.
A falta de poder consultar el texto (aún no definitivo, parece), hay que admitir que esta argumentación brilla por su más completo cinismo. Eso si, reconoce las competencias de los Estados (punto polémico también), lo que reduce la responsabilidad de la UE, para los redactores, a una piadosa recomendación. ¿Hará falta recordar, como simple botón de muestra, la llegada masiva de médicos suramericanos a España en los últimos años?

En segundo lugar, serán los de mejor currículo los que serán admitidos, puesto que los países receptores se encargarán de seleccionar los aspirantes, con lo que, la "fuga de cerebros" será cualitativamente más importante.

En tercer lugar, y en el texto aparece como un argumento fundamental, estos inmigrantes son necesarios para pagar las pensiones de los europeos envejecidos. Curioso argumento, que va de la mano de los intentos descarados de privatizar las pensiones, a la vez que se reducen los impuestos, en particular de los más ricos. Si es por eso, y dado que por ahora los agoreros no han acertado, simplemente podría resolverse el hipotético problema con un sistema fiscal realmente progresivo. Pero el horno neoliberal no está para bollos sociales.


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