Blogia
Imatges del benestar Imágenes del bienestar

Migraciones

Sociedad de consumo y migraciones


Las discusiones que hemos ido manteniendo sobre a las migraciones se han articulado en torno a dos ejes o perspectivas. La primera es básicamente individual y psicológica: se interroga sobre los motivos de los migrantes. La segunda es esencialmente colectiva y socioeconómica: se interroga sobre las causas de las migraciones. Ambas perspectivas no se oponen, sino que pueden considerarse complementarias. Creo que el desarrollo de nuestros debates va contribuyendo a esta aproximación mutua.
En esta óptica, me interesa ahora aportar algunos elementos de discusión al hilo de la última intervención de Claudio (Cultura del consumo y migraciones), tal como fueron presentados en el debate celebrado en CAIXAFORUM el pasado 16 de febrero.

I. Puesto que Claudio utiliza en su argumentación un libro de Zigmunt Bauman (Trabajo, consumismo y nuevos pobres) , me ha parecido un buen punto de partida confrontar nuestras visiones desde el mismo texto. Empecemos pues por citar a Bauman:

“… la ética del trabajo sirvió… para desterrar por la buenas o por las malas… el difundido hábito que vieron como principal obstáculo para el nuevo y espléndido mundo que intentaban construir: la generalizada tendencia a evitar, en lo posible, las aparentes bendiciones ofrecidas por el trabajo en las fábricas…/Cuando el concepto hizo su aparición en el debate público, la malsana y peligrosa costumbre que la ética del trabajo debía combatir y erradicar se apoyaba en la tendencia –muy humana- a considerar ya dadas las necesidades propias, y a limitarse a satisfacerlas. Nada más. Una vez cubiertas esas necesidades básicas, los obreros ‘tradicionalistas’ no le encontraban sentido a seguir trabajando o a ganar más dinero; después de todo ¿para qué? … Era posible vivir decentemente con muy poco; el umbral de lo que se consideraba digno estaba ya fijado, y no había por qué atravesarlo…/Según esta crónica, el objetivo de la guerra era lograr que los ciegos vieran la luz, obligar a los necios a emplear su inteligencia, y enseñarles a todos a aspirar a una vida mejor, a desear cosas nuevas y superiores, y –a través del deseo- mejorarse a sí mismos. En caso necesario, sin embargo, había que obligar a los recalcitrantes a actuar como si en realidad tuvieran esos deseos” (p. 18,9)

Y más adelante:

“Por primera vez en la historia, se habría dado prioridad a ‘lo que se puede hacer’ por encima de ‘lo que es necesario hacer’. La satisfacción de las necesidades habría dejado de regir la lógica del esfuerzo productivo y, lo que es más importante, sus límites; habría hecho posible la moderna paradoja del ‘crecimiento por el crecimiento mismo’” (p. 21)

Con pocas variaciones, la queja se reprodujo después hacia los indígenas de las colonias y , posteriormente, tras la descolonización, vuelve a encontrarse la misma letanía en las organizaciones dedicadas a la cooperación al desarrollo. El mismo obstáculo para la misma misión civilizadora y desarrollista.

“En su etapa presente de modernidad tardía –esta segunda modernidad o postmodernidad -, la sociedad humana impone a sus miembros... la obligación de ser consumidores”.(p. 44)


II. Me gustaría ahora matizar las observaciones de Bauman, en particular la evolución de una sociedad de productores a una de consumidores. Creo que la modernidad occidental, se caracteriza por tres aspectos indisolublemente unidos, aunque puedan manifestarse de maneras diversas:

1. En tanto que un cambio cultural fundamental, la modernidad se caracteriza por la constitución como esfera separada, autónoma y dominante, de la economía, como analizó Kart Polanyi hace ya tiempo. A este aspecto le corresponde la denominación de sociedad de mercado, puesto que, al constituirse como esfera dominante, todo se convierte en mercancía.
2. La lógica de esta economía dominante, al que también denominamos capitalismo, es la “del crecimiento por el crecimiento mismo”: crecimiento de los beneficios, mediante el crecimiento de la producción de mercancías. Estamos pues, también, en la sociedad del crecimiento.
3. Pero para que el crecimiento prosiga su curso ininterrumpido, es necesario que la mercancía efectivamente se venda, para lo que es necesario un crecimiento igualmente sostenido del consumo. El propio Bauman lo contesta, como acabamos de ver . Se trata de “ obligar a los necios a emplear su inteligencia, y enseñarles a todos a aspirar a una vida mejor, a desear cosas nuevas y superiores, y –a través del deseo- mejorarse a sí mismos: Se pregunta el autor “cómo se genera un consumidor”. Y lo contesta en el contexto del crecimiento económico. Para que el sistema funcione “los consumidores… quieran comprar, comprar mucho y comprar más. Se piensa que ‘el crecimiento económico’, la medida moderna de que la cosas están en orden y siguen su curso,… depende, en una sociedad de consumidores, no tanto de la ‘fuerza productiva del país’… como del fervor y el vigor de sus consumidores” (p. 48)Se trata de la sociedad de consumo. Aunque podemos denominar, para distinguir ambos niveles, a la sociedad de consumo de masas sociedad de consumidores.

Sin embargo, a diferencia de Bauman, creo que la nuestra siempre ha sido, necesariamente una sociedad de consumo (aunque no de consumidores), puesto que el consumo es la condición necesaria de la realización efectiva (y no sólo potencial) del beneficio. Sólo que, en sus inicios, el mercado inglés estaba básicamente en el exterior.
De hecho, asoma ya la sociedad de consumidores en pleno siglo XIX, con sus centros en Londres y París (como bien vio Walter Benjamín), a través, en particular, de la Exposiciones Universales. La sociedad de consumo de masas se configura con el fordismo y se realiza ya plenamente, en Occidente, a partir de la segunda mitad del siglo XX.

III. La globalización (expansión de la modernidad occidental al resto del mundo) sigue las pautas que he señalado. La necesidad de mano de obra para el crecimiento se ha ampliado, de forma que las migraciones son ahora seguramente más importantes que nunca. Migraciones internas en los países “emergentes”, India y sobre todo China. Emigración, aún, hacia las metrópolis, como la que llega a Europa.
¿Hasta que punto, como afirma Claudio, “Las personas que han llegado recientemente desde África, Latinoamérica u Oriente para trabajar en Europa, estaban inmersas en un contexto consumista ya en sus países de origen -sin duda en grados diversos-. Llegados aquí desean e intentan consumir como cualquier otra persona. Y ésta es básicamente la razón de su viaje”?
No creo que la razón de la inmigración, aunque sí una de las posibles razones, sea el intento de consumir.
Por una lado, porque en sus países de origen no puede hablarse una sociedad de consumidores, ni siquiera en muchos casos, sociedad de consumo. En los países no occidentales todavía cerca del 90% del campesinado sigue utilizando técnicas tradicionales. En las ciudades, donde llegan los campesinos expulsados sin trabajo y sin perspectivas de volver a la sociedad tradicional, sí funciona el mecanismo del consumo.
Por otra parte, las remesas de lo inmigrantes hacia sus países de origen son del orden de los 6800 millones de € anuales, cifra evidentemente subestimada, y que podría situarse entre los 10 o 12000 millones, para una población inmigrante calculada en unos 4,5 millones de personas (padrón municipal de 2007). Esto significa que una parte muy importante de los ingresos de esos inmigrantes no se consume en España, sino que se destina a mantener a las familias en sus países de origen.
Ello no impide que sean muchos los que se incorporen a la sociedad de consumidores, cuando logran escapar a la situación de marginación y exclusión a que les condena sus precarias condiciones laborales y salariales, lo que les lleva a la frustración de sus deseos. Condiciones que van compartiendo, cada vez más, con los estratos más pobres de la población autóctona, pues, como sabemos, cada vez es mayor la diferencia entre los niveles salariales y los de beneficios, mientras el auténtico consumo creciente se concentra en las reducidas clases medias, esa “pequeña burguesía planetaria” de la que habla Agamben.

Emancipar el deseo del consumo, este es el desafío que únicamente podrá ser resuelto por un nuevo cambio cultural: una nueva sociedad en la que no impere la economía, el crecimiento ni el consumo.

CULTURA DEL CONSUMO Y MIGRACIONES

La sociedad de consumo otorga al deseo un papel fundamental. Consumir es, en nuestra sociedad, sobretodo desear. Ciertamente consumir es también apropiarse de alguna cosa, pagando por ella, para poder usarla de manera exclusiva. Pero, como nos recuerda Baumann, en el proceso que lleva a la adquisición del objeto de consumo, el acento está puesto en el momento del deseo. Hasta tal punto que el núcleo del consumismo se podría definir como el deseo de seguir deseando.

Esta dinámica del deseo seria imposible sin la enorme producción y circulación de imágenes que también caracteriza la sociedad de consumo. Lo deseable se vuelve tal a través de un refinado y eficaz dispositivo de puesta en escena, que tiene en la publicidad su ejemplo más puro, pero que impregna, en mayor o menor medida, el conjunto de los modos de representación actuales. La situación, la mímica de los actores, los objetos, la iluminación y el encuadre, todo apunta a mostrar el momento del deseo -generalmente relacionado con un objeto de consumo.

No se trata de algo forzado. Imaginar y desear son procesos profundamente entrelazados. Hasta se podría afirmar que son aspectos de una misma actividad psíquica. Por algo, ya antes de la sociedad del consumo, toda crítica radical al deseo como fuente de ilusión y falsedad, ha incluido una condena de las imágenes y un intento, si no de supresión, al menos de regulación.

Es importante tener en cuenta la potencia autónoma de las imágenes y su naturaleza consustancial con el deseo, para poder entender cabalmente el éxito mundial de la producción mediática de la sociedad del consumo.

Es innegable que agresivas estrategias económicas y políticas han conseguido imponer el capitalismo consumista a escala mundial. Pero la victoria global de la sociedad de consumo no habría podido ser tan rotunda sin la eficacia de su propuesta cultural, profundamente anclada en lo que constituye la humanidad como tal.

El proceso de extensión mundial de la sociedad de consumo, que se ha venido llamando globalización, es ahora un hecho. Las diferencias culturales han quedado reducidas a las diferentes formas de encontrar acomodo en el horizonte general del consumo. Se trata de diferencias importantes pero no sustanciales. Diferencias, además, conocidas y fomentadas incluso, por el marketing, que no se priva de utilizarlas para extender aún más los hábitos consumistas a escala local.

En este sentido no podemos hallar ninguna diferencia importante entre autóctonos e inmigrantes. Las personas que han llegado recientemente desde África, Latinoamérica u Oriente para trabajar en Europa, estaban inmersas en un contexto consumista ya en sus países de origen -sin duda en grados diversos-. Llegados aquí desean e intentan consumir como cualquier otra persona. Y ésta es básicamente la razón de su viaje.

El capitalismo consumista genera nuevas formas de exclusión. Una vez más, los penetrantes análisis de Baumann sobre la pobreza actual nos iluminan al respecto. La globalización es también la extensión de esas nuevas formas de exclusión caracterizadas por la asignación forzosa al limbo donde no hay más referencia que el consumo pero donde es imposible consumir: centros de detención para los inmigrantes ilegales, barriadas pobres aisladas en ciudades opulentas, países pobres de donde es imposible salir hacia los paraísos que muestra la televisión.

Contrariamente a lo que se afirma a menudo los procesos de marginación y exclusión no son el efecto barreras culturales sino que quedan enmascarados por diferencias culturales relativamente poco sustanciales.

Donde sí, en cambio, hay que encarar lo propiamente cultural es en el interior del consumismo. Una política emancipatoria respecto del consumo tendrá irremediablemente que proponer una estética, entendida como la reconstrucción de un entorno compartido y participado por todos, sin exclusión alguna.

 

Claudio Zulian

 

APUNTS PER A UNA INTERVENCIÓ AL SEMINARI IMATGES DEL BENESTAR

Hi ha molts, moltíssims, estudis sobre el tema de les migracions. Molts d'ells utilitzen enquestes com a font d'informació. Si de tots els estudis basats en entrevistes --fets per altres o per mi mateixa- ha quedat clara una cosa és aquesta: que la pregunta sobre les motivacions de la migració és una pregunta força inútil.

 

Com passa en tants altres aspectes de l'activitat humana, no tenim racionalitzada la motivació del què fem, i encara menys tenim una formulació verbal del per què de tot plegat. Quan ens pregunten -especialment en una relació de poder com és la relació entrevistador/entrevistat-- , contestem, és clar. Contestem citant una o dues coses que ens venen al cap, en el millor dels casos citem una part d'allò que vivim, però la resposta està quasi sempre lluny de la realitat. Aquesta sol ser molt complexa. Hi ha moltes anècdotes en aquest sentit.

 

En aquest debat ens proposen abordar el tema de les motivacions de les migracions, segons diu el títol.

Crec que la motivació de base és ara la mateixa que ha sigut tot al llarg del temps, és a dir, millorar la situació personal i/o de grup (família, tribu, poble). Aquest ‘millorar' té, per suposat, moltes cares: des de fugir de la misèria, o salvar la pell, o jubilar-se al sol, fins a fer fortuna, o fer carrera, o emancipar-se. Això no ha variat. Ha variat l'esquer? És clar que sí, cada època té les seves característiques, però l'atracció per anar a fer l'Amèrica no era pas molt allunyada de l'atracció d'Europa, per a uns segments socials. Imatges del benestar que hi ha darrera de les migracions? Moltes, i no només de benestar material.

 

D'altra banda, cal tenir present la importància fonamental de les cadenes i de les xarxes migratòries, sempre molt actives, encara que a alguns els hi sembli que són cosa d'ara. I tenir en compte que en bona part són els propis migrants els que fabriquen les imatges del benestar per a d'altres, imatges que circulen per les xarxes familiars i veïnals.

 

Junt a l'anàlisi macro de les migracions, seria interessant introduir el tema de la pressió social per la mobilitat generalitzada. La mobilitat ha passat a ser una exigència, un requisit inexcusable, per triomfar en els estudis, els negocis o la vida social en general. Hem apostat per la mobilitat i la deslocalització, molt més enllà que en altres moments històrics. Això sí que em sembla una relativa novetat. El pas de la mobilitat com a valor a la mobilitat com a imposició (encara que sigui lliurament acceptada).

 

Tot això té els seus efectes. Ens trobem amb uns individus ‘lliures' dels seus lligams territorials. Sembla un pas més en el procés d'individualització. Però amb això es perden també les xarxes bàsiques, amb els referents personals i col·lectius. Aquests individus són més lliures però més insegurs, més desprotegits i, en definitiva, més manipulables. I aquí caldria calibrar, pels que es desplacen i pels que no ho fan tant, el pes d'allò que en podríem dir ‘Lost in translation'.

 

Àngels Pascual de Sans

 

L’EXPRESSIÓ LITERÀRIA DE LA MOBILITAT I DE L'ARRELAMENT

La mobilitat de les poblacions és un fet present al llarg de tota la història de les societats humanes. En tots els temps i a tot arreu, els desplaçaments espacials formen part de la vida, com també en forma part la vinculació de les persones i dels grups humans amb els llocs on habiten. Tant les migracions com l'arrelament solen ser experiències fortes, que es manifesten amb tota la variació i complexitat del conjunt de la vida mateixa. No són esdeveniments puntuals sinó que tenen la seva gestació i es perllonguen en el temps, i afecten profundament les persones i la seva manera de ser, tant individual com col·lectiva. No és gens estrany doncs que la literatura s'hagi ocupat sempre d'aquests temes.

 

També se'n han ocupat, és clar, totes les branques del que es coneix com a Ciències Socials. Darrerament, més que ocupar-se'n, es pot dir que s'hi han abocat -en el vessant de la migració-, i gairebé sempre ho han fet reconeixent que el tema va més enllà que la pròpia disciplina, que cal una aproximació des de diferents punts de vista. Han parlat de transversalitat, d'interdisciplinarietat i altres propostes per l'estil, sempre dins l'àmbit de les disciplines acadèmiques. Però la literatura -que és tot un altre registre-- , en aquest com en d'altres temes centrals de la vida sovint s'avança de bon tros, amb les seves intuïcions i l'encert de la seva expressió, a les Ciències Socials. Això pot semblar paradoxal, tenint en compte que la ciència es considera la via per excel·lència per arribar al coneixement, però també és força lògic pel fet que es tracta d'una via, la ciència, que avança per altres camins, amb una metodologia estricta que pot encotillar les idees dels que s'hi dediquen. La literatura és una cosa ben diferent, no apunta a l'anàlisi sinó a l'expressió i al suggeriment, i permet recollir millor els innombrables matisos i les ambigüitats que envolten els esdeveniments migratoris i de radicació. És clar que massa sovint l'explicació d'aquesta menor finesa de les disciplines acadèmiques no és pas la rigidesa del mètode sinó la debilitat dels estudiosos, la seva desubicació i la falta d'independència del seu pensament.

 

La literatura catalana ha estat ben prolífica en l'expressió de les relacions que les persones i els col·lectius humans estableixen amb els llocs que habiten, o pels quals passen o dels quals marxen o en els què pensen. Com totes les altres literatures. No podia ser d'altra manera, perquè totes les literatures tracten de la vida, i l'assentament i la mobilitat espacial de la població en són una part indestriable, en una o altra forma. D'una manera més precisa s'hauria de dir que tracten les relacions amb els llocs: els vincles, les ruptures, les permanències, els distanciaments. La significació del territori.

 

Catalunya és un país petit, i el conjunt dels Països Catalans forma també una entitat territorial petita. Aquest petit país, que és el nostre, és privilegiat i es deixa estimar: té mar, té muntanyes importants, té planures verdes i extensions de secà, té algun riu; i hi ha un poble, amb una llengua i uns costums, que hi habita i que ha anat conformant el lloc al llarg de la història. Situat a l'extrem oest de la Mediterrània no és pas un cul de sac, és un lloc de pas en l'estret que configuren els Pirineus respecte d'Europa i que segueix cap al sud de la península ibèrica i el nord-oest d'Àfrica. Lloc de pas de persones i pobles, d'idees que hi circulen. També lloc sotmès als avatars de la economia, de la política i dels conflictes, que atrau gent i també n'expulsa. Els seus escriptors n'han fet matèria literària.

 

En aquest article es tracta de presentar algunes mostres d'escrits que reflecteixen situacions, vivències i sentiments relatius a aquestes qüestions. D'entre l'abundant producció existent[1], s'ha optat per dedicar l'atenció a la poesia. Aquesta elecció respon en part a l'abast possible d'un text breu i limitat, però sobre tot a una especial adequació d'aquest tipus de literatura a la temàtica abordada. En efecte, els poemes són una forma condensada i sincrètica, una expressió destil·lada d'estats d'ànim. I, com deia Emili Teixidor (‘Verdaguer, Europa', Avui, Suplement de cultura, 10.03.05), els poetes converteixen la geografia en imaginació.

 

El que es pretén resseguir no són pas les referències dels escriptors als sentiments respecte a qualsevol lloc sinó les que s'expressen en relació a un lloc singular, aquell que la persona té com a referència primordial, el que es pot anomenar lloc de pertinença, o --acostant el llenguatge al de les ciències naturals- idiotop. Pertinença que pot ser més o menys sentida o acceptada, idiotop que pot ser més o menys percebut.[2] Hi ha, òbviament, altres llocs que també proporcionen vivències i desperten sentiments significatius, siguin aquests indrets llocs desitjats, somiats, temuts o imposats. Aquí l'atenció se centrarà bàsicament en els idiotops, però amb alguna referència a llocs forts ‘exteriors'. Sense oblidar la possible existència de vincles idiotòpics múltiples.

 

Es podria partir d'una frase de la nostra literatura que resumeix bé una idea sobre la relació entre el lloc i la mobilitat: Qui bé està no es cuita moure. És el lema brodat en la camisa de fil de seda que Carmesina porta i entrega a Tirant, a petició d'aquest, segons un passatge de Tirant lo Blanc, de Joanot Martorell.

 

Sens dubte, aquesta frase -tan taxativa- recull només una part del que passa. Hi ha certament alguna cosa ben ajustada als fets. Els catalans són gent que ‘sent' la seva terra. Però també són gent inquieta, gent curiosa i bellugadissa. I gent fràgil, que oscil·la entre l'orgull de país i l'auto-odi. Blai Bonet, el poeta català de Mallorca, parla de natura vaivera i d'ésser intermitent[3].

 

Els escriptors (els poetes en aquest cas) es fan ressò d'una diversitat de situacions, de vivències, d'emocions, de sensacions, de sentiments respecte als llocs. A més de distingir entre les expressions que fan referència als llocs que se suposa que són els ‘propis' i les que es formulen en relació a altres llocs significatius, també s'ha de distingir entre les que reflecteixen vivències des d'un lloc i les que responen a un allunyament pressentit o efectiu.

 

En els poemes s'aprecien diferències de contingut que es poden atribuir a una varietat d'altres circumstàncies. Així s'hi poden resseguir les variacions que responen a qüestions com el moment històric (la guerra, la pau, la crisi social) o la condició i el moment personal (el gènere, el punt en el curs de la vida). Es pot també observar que unes expressions es refereixen al lloc com un espai físic, ‘natural', i altres posen l'èmfasi en un espai social.

 

Molt sovint el que s'expressa respecte als llocs, i especialment quan es tracta del de pertinença, és una situació que oscil·la entre extrems igualment vinculants: entre l'estimació i el rebuig; entre l'arrelament i el desig d'allunyament; entre l'enyor i l'oblit; entre la fidelitat als orígens i l'atracció de nous horitzons.

 

La poesia que reflecteix una relació amb els llocs és una literatura on abunden els elements autobiogràfics, on es barregen realitats, records i imaginació. I on el binomi arrelament/mobilitat funciona com una metàfora d'altres binomis, i ho fa d'una manera ambivalent. La migració pot representar la renovació, l'alliberament, la nova oportunitat, però també s'associa a la pèrdua i l'exclusió. I la permanència pot expressar fidelitat i solidesa, però també tancament d'horitzons. Portat al límit, és la dialèctica entre el (re)naixement i la mort.

 

Vegem ara alguns poemes que il·lustren aquestes qüestions. Es tracta d'una selecció de poemes o fragments de poema, alguns d'ells prou coneguts. La seva entitat fa força difícil -i segurament seria a més un intent pretensiós-fer-ne un tractament gaire elaborat. Per això l'opció escollida ha estat presentar una simple agrupació temàtica, introduïda breument per enunciar el contingut de cada grup i subratllar-ne alguns aspectes. Com és lògic, la segmentació en apartats resulta forçada pel fet que els límits de cada grup són difusos i els textos tenen tot sovint referències múltiples.

 

Els textos

 

A. La força del lloc, la permanència i l'arrelament són temes molt presents en els poemes. Els vincles amb el lloc apareixen expressats en termes a vegades paisatgístics (fins i tot de fantasia rural) o bé en termes més aviat socials (pertinença a un poble, a una llengua), i no és estrany que es combinin totes dues referències. També es troben formes de nivell més sublimat o més quotidià. I és interessant fixar-se en les referències al pes de la proximitat i de la distància. El darrer poema d'aquest grup -El comte Arnau, de Josep Maria de Sagarra- reflecteix la variació del pes dels lligams en funció del gènere, en la visió del comte Arnau sobre si mateix i sobre la seva muller.

"Arrelar, com un arbre, dins la terra:
no ser núvol endut d'un poc de vent.
Sobre els camps coneguts de cada dia,
veure un cel favorable i diferent.

Mirar com cau, quotidià, el crepuscle,
cada cop renovant-me el sentiment.

Damunt la terra nostra i estimada,
del cor neixen el pi, l'aire, l'ocell.

El blanc record de la infantesa hi sura,
i ha de fer bo, aquest sol, als ossos vells.

Vull escoltar-hi aquest parlar que arriba
de molt antic als llavis de la gent.

El meu amor, la ferma companyia,
vull somiar-hi entre la mar i el vent."

Marià Villangómez, "Terra natal", Elegies i paisatges

 

Si anessis lluny

tan lluny que no et sabés

tampoc ningú sabria el meu destí,

(...)

Joan Salvat-Papasseit, "Ara, i cada demà", El poema de la rosa als llavis, Barcelona, Llibreria Nacional Catalana, 1923.

 

No cal anar molt lluny.
Ni trepitjar descalç viaranys plens de vidres
ni ofegar-se en la mar per tal de beure llum,
la llum, paraula mítica, metàfora del seny.
Això que potser cerques ho tens davant de tu.
Per gaudir un infern no cal prendre vaixell.
No cal anar tan lluny.

(...)

Pots anar-te'n ben lluny o pots no bellugar-te.
En qualsevol indret trobaràs motius.
Sola matèria morta, només la pedra oblida
el moviment passat i l'altre que l'envolta;
però l'home no és pedra, car fins i tot després
adobarà el misteri, l'argila de les gerres.
Ni rellotges, ni peus ni cap vehicle veloç;
tan sols l'esguard i el tacte, fixats damunt la pell,
aboliran distàncies. Estimar és conèixer.
Dins nosaltres mateixos s'han de fer els miracles.
No és premissa obligada cap ritu ni cap temple.

Josep PIERA, "De la vida quotidiana", Presoners d'un parèntesi, Barcelona, Edicions del Mall, 1978.

 

Quin sermó senzill convé

perquè uns homes no separin

cap marit de cap muller

ni l'amant del seu amor

ni ningú ningú ningú

de l'arròs del seu carrer,

eh?

 

Enric Casassas, "Model", Calç, B, Proa, 1996, p. 22.

 

 

(...)

Sap que la soca més s'enfila

com més endins pot arrelar,

(...)

 

Joan Alcover, "La balanguera".

 

 

(...)

Ai, si no fos aquesta nit, tan clara!

Seríem tros de carn i pensament

que no coneix d'on ve, ni on va, ni on para,

pell d'home arrossegada pel corrent!

Però Nadal, ens ha pintat el rostre

amb un vermell precís i decidit,

i ens dóna un sentiment de llar, de sostre,

de terra, de nissaga i d'esperit.

I ens dóna un punt d'humilitat de cendra

per estimar un racó dintre l'espai,

i desperta en el cor aquell blau tendre

que hem volgut escanyar i que no mor mai.

(...)

 

Josep Maria de Sagarra, "El poema de Nadal", Obres completes. Poesia, Barcelona, Selecta, 1981 (1era. ed.: 1962), p. 605.

 

 

Si lluny me'n vaig i de més lluny te miro

i m'eixeco més alt, fugint de tu,

te tinc molt més a prop i més t'estimo,

sense enyor, sense enveja de ningú.

 

Si mirada de prop se't veu cruel

i aspra i freda i amarga i malcarada,

quan se't mire de lluny se't veu la pell

tèbia i suau, rodona i ben formada.

 

Més que estar a prop de tu, vull recrear-te,

fer-te créixer i florir com t'imagino

i estar amb tu lluny de tu, sense tocar-te.

 

Terra, país, muntanya, quan t'estimo!

Quants versos t'haig de fer per agradar-te?

Que lluny me n'haig d'anar per estimar-te!

 

Desideri Lombarte, "Lluny de tu".

 

 

No t'oblidis de l'arbre

de l'alta quietud.

Si les arrels asseques,

també t'agostes tu.

 

No deixis pas de veure

el camp on has nascut.

A terres més llunyanes

mai no seràs ningú.

 

No defugis la llengua

dels teus pares, perdut

en falsos brills de somnis:

esdevindries mut.

 

Salvador Espriu, "Per sort de tots nosaltres", Per a la bona gent.

 

L'anar mon enllà

no et darà alegria:

si et quedes aquí

jo sóc l'aigua viva.

 

Francesc Pujols, "La font".

 

 

No vulguis altra vida que la breu

I lenta estada entre els núvols i els rocs

No hi ha més dies ni colors ni llocs

Que els que ara veus encendre's sota el lleu

 

Sacrifici del sol

Deixa els sentits

Embriagar-se a poc a poc de cel

Somnia sense pressa i fes arrel

En l'estrany món que tens al cap dels dits

 

No oblidis mai el verd dels prats ni el vent

I si n'ets lluny

dibuixa'ls a la pols

O pinta'ls en els cossos que has besat

 

Si ets mariner i el teu mar és absent

Arrenca de la terra el fruit més dolç

I xucla el mar que hi canta empresonat.

 

Joan Noves, "No vulguis altra vida...", Timbals de primavera, Sant Boi de Llobregat, Barcelona, 1986, p. 88.

 

 

(...)

(El comte Arnau)

Tu, muller meva, dolça i arrupida

com una terrerola de rostoll,

no t'acolora el sol enllà d'eixida

ni has estat mai amiga de soroll.

El teu cor no s'escalfa ni trontolla;

amb una brasa saps passar-te els freds,

t'acontentes omplint una clofolla

i en tens prou de guarnir quatre parets;

però, ¿qui pot fer pau entre nosaltres,

si jo tinc un alé i tinc un encalç

per omplir aquesta llar, i encara d'altres

i per omplir les planes i els cimals,

i sols el tast del que és novell em prova

i de fer i desfer mai no en tinc prou,

com ocell que avorreix el niu que cova

i cada dia vol guarnir-lo nou.

 

(...)

(La muller del comte Arnau)

Penseu que tota aquesta terra trista,

aquest castell que us sembla una presó,

això que a vos us ha ofegat la vista

és el pa que m'ha dat Nostre Senyor.

Cada herbeta que al marge treu espiga,

cada roc cantellut del codolar,

és una anella que al terròs em lliga,

i és una corda que no em deixa anar.

(...)

I us sento grat de la finesa vostra,

i és cert que en el meu pit és viu el mal,

mes lluny d'aquí se'm gelaria el rostre,

i em migraria sense aquest casal.

(...)

 

Josep Maria de Sagarra, "El comte Arnau", Obres completes. Poesia, Barcelona, Ed. Selecta, 1981 (1era. ed. 1962), pp. 351-352 / 421 / 423.

 

 

B. El desig de recuperació dels orígens, lligat moltes vegades a la infància, és evocat tot sovint. I s'al·ludeix a la dificultat de complir-lo. Els poemes parlen de l'enyor, per una banda, però també de la idea del retorn i de la impossibilitat de portar-lo a terme. Aquí es podria recordar Joan Sales: "Enyorar no és pas un sentiment trist, ben al contrari; els tristos són aquells que no tenen res a enyorar"[4]. El poema "Voluptat de l'enyor", de Pere Quart, ho recull d'una forma ben expressiva. La mateixa idea torna a aparèixer en un altre poema del mateix Pere Quart, "Corrandes d'exili", que es reprodueix en un altre apartat, junt amb d'altres que evoquen el desplaçament forçat.

 

(...)

 

Res no crida el meu cor amb més tendresa, ara,

que aquells camins fondals de xops i de canyars.

El seu record fa un ròssec de recança al meu pas;

torna a la meva espatlla la mà greu del meu pare.

 

Màrius Torres, "Molt lluny d'aquí", Poesies i altres escrits, Barcelona, Edicions 62, 1993, p.84.

 

 

 

Tenacíssima, càndida enyorança,

fillola del desig i la recança,

folla amorosa de l'amor que es frisa,

crida els estels, besa la brisa!

 

Puresa del record extenuant-se

en el miratge d'una pàtria grisa,

feta del somni que matisa

el roig, el blau i el blanc de França.

 

L'àngel t'inspira i et manté el diable,

oh, febre miserable

d'un dolorós i delitós amor,

 

tan prenedor, que un dia, per ventura

honor refet i llar segura,

enyoraré l'enyor.

 

Roissy-en Brie, 1939

 

Pere Quart, "Voluptat de l'enyor", "Saló de Tardor" a Obra de Pere Quart, Barcelona, Fontanella, 1963, p. 134.

 

 

(...)

 

He tornat al carrer.

Debades intento trobar-hi les imatges.

No hi puc pas reconèixer aquell nen ros,

Ni el pati ple de llum.

 

(...)

 

Enllà de la porta de l'aire,

De la llum primordial d'aquest vespre,

D'una joia que enyoro,

l'oceà transparent de l'oblit

derruint-me.

 

Carles Duarte, "L'abisme", El centre del temps, Barcelona, Edicions 62·Empúries, 2003, pp. 18-19.

 

 

(...)

--Cada jorn

hi ha un punt que s'aclareix i se'm destria;

fins que arribà el moment del meu retorn

de mi mateix ni una ombra en coneixia.

(...)

Per 'xò després quan m'he sentir vençut,

quan he vist que pels polsos ja m'hi neva,

he volgut abeurar-me el cor eixut

amb l'aigua de la font de casa meva.

I per a mi he sentit que el que és més viu,

l'únic que em pot aconhortar per ara,

és la brossa i la ploma d'aquest niu,

i la campana que plorà pel pare.

(...)

Josep Maria de Sagarra, "El retorn", Cançons de les hores tèrboles, dins de Cançons de totes les hores), a Obres completes. Poesia, Barcelona, Selecta, 1981 (1era. ed. 1962), pp. 309-315.

 

 

(...)

l'altre, el meu, el que som rabiosament, vull ser,

el que duu escrits

amb indelebles guixos infantils i pàl·lids

per l'ampla paret decorada

del carreró

entranyable

pel qual cresc cap a salvar-me,

els noms, presència dibuixada,

que fan el mapa

de la meva intransferible geografia humana:

(...)

 

Miquel Àngel Riera, "Biografia", a Tots els poemes (1957-1981), Barcelona, Edicions 62, 1985, p. 73.

 

 

Sentir l'enyor

que fa més dur sortir

del tros de terra

voltat de mar on som

fidels, ardents illòmans.

(...)

 

Escolta Homer:

Sóc fill d'un paradís.

Vull tornar a casa.

 

(...)

 

El millor de partir

és poder regressar.

 

Ponç Pons, Dillatari, Barcelona, Quaderns Crema, 2005, pp. 130 i 131 / 163 / 166.

 

 

C. Hi ha molts poemes que expressen una barreja d'estimació i de rebuig per un lloc, l'ambivalència de sentiments, o bé el desig i la idealització d'un altre lloc aliè. El primer poema és la coneguda lamentació de Salvador Espriu, "Assaig de càntic en el temple", i la igualment coneguda rèplica de Pere Quart "Assaig de plagi a la taverna". Un altre poema citat fa referència a una gran ciutat catalana, i ho fa en termes que es poden qualificar de rebuig i fins i tot d'odi, però també d'amor que s'imposa al capdavall.

 

Oh, que cansat estic de la meva

covarda, vella, tan salvatge terra,

i com m'agradaria d'allunyar-me'n,

nord enllà,

on diuen que la gent és neta

i noble, culta, rica, lliure,

desvetllada i feliç!

Aleshores, a la congregació, els germans dirien

desaprovant: 'Com l'ocell que deixa el niu,

així l'home que se'n va del seu indret',

mentre jo, ja ben lluny, em riuria

de la llei i de l'antiga saviesa

d'aquest meu àrid poble.

Però no he de seguir mai el meu somni

i em quedaré aquí fins a la mort.

Car sóc també molt covard i salvatge

i estimo a més amb un

desesperat dolor

aquesta meva pobra,

bruta, trista, dissortada pàtria.

 

Salvador Espriu, "Assaig de càntic en el temple", "El Minotaure i Teseu".

 

 

(Al sempre admirat Salvador Espriu;

si cal, amb disculpes).

 

Oh, que avingut estic amb la meva

petita, esclava, poc sortosa terra,

i com em recaria d'allunyar-me'n,

oest o sud enllà,

on sembla que la gent és bruta

i pobra, accidiosa, inculta,

resignada, insolvent!

gall

fotent-se'n: 'Com qui s'agrada de la lletja,

així el lluç que pica un ham sense esquer',

mentre jo, encara prop, pensaria

en les velles fretures i confiances

d'aquest meu tossut poble.

I, ja tot sospesat, recularia

per a restar aquí fins a la mort.

Car, fet i fet, tampoc no sóc tan ase

i estimo a més amb un

irrevocable amor

aquesta meva -i nostra-

bastant neta, envejada, bonica pàtria.

 

Pere Quart, "Assaig de plagi a la taverna", Antologia bufa, Barcelona, Proa.

 

(...)

No ho esperes de mi, ciutat meua estimada,
escollida en l'amor i el dolor.
Jo no podré cantar-te
mentre que et fas desfent-te,
somrient i cansada com una puta vella
que convida, amb quina tendresa que s'ignora,
a gratinyar l'encallida carcassa
que denomina pell.
No, les paraules que tu mereixeries
no te les puc donar, perquè no sé
des d'on, perquè t'estime massa
-amb recança i amb odi, com tu a tu-
mentre et recórrec i em sé i et sóc tot teu.
Sincerament, no puc, i em dol de reconèixer
el cant i aquest tan nostre amor
encara incompatibles.

(...)

No puc escriure una oda sobre tu.
No et deixes i no em deixes, ciutat meua,
estimada i horrible, inhòspita ciutat
on em trobe a ma casa.

(...)

Enric Sòria, "Oda impossible a València", Compàs d'espera, València, Edicions de la Guerra, 1993

 

 

He decidit d'anar-me'n per sempre.

Amén.

 

L'endemà tornaré

perquè sóc vell

i tinc els peus molt consentits,

amb inflors de poagre.

 

Però me'n tornaré demà passat,

rejovenit pel fàstic.

Per sempre més. Amén.

 

L'endemà passat l'altre tornaré,

colom de raça missatgera, com ell estúpid.

No pas tan dreturer, ni blanc tampoc.

 

(...)

 

Prendré el tren de vacances pagades.

Arrapat al topall.

La terra que va ser la nostra herència

fuig de mi.

És un doll entre cames

que em rebutja.

Herbei, pedram:

senyals d'amor dissolts en la vergonya.

 

Oh terra sense cel!

 

Però mireu-me:

he retornat encara.

Tot sol, gairebé cec de tanta lepra.

 

Demà me'n vaig

-no us enganyo aquest cop.

Sí, sí: me'n vaig de quatre grapes

com el rebesavi,

per la drecera dels contrabandistes

fins a la ratlla negra de la mort.

 

Salto llavors dins la tenebra encesa

on tot és estranger,

On viu, exiliat,

el Déu antic dels pares.

 

Pere Quart, Vacances pagades, Barcelona, Proa, 1981 (1era edició 1972) pp. 107-110.

 

Quina xarxa finíssima separa

de tot, que ja no cal moure's d'aquí!

Quin guany de vida, un cop aconseguida

la llavor que germina i dóna al qui esta sol

fruits intocables però que el sadollen!

 

Però restar a l'indret de l'encanteri

no m'és donat: no infringir mai les lleis

de l'ordre de la terra; a les palpentes

cal sempre anar vers una llum ignota,

sota les voltes de l'obscuritat.

 

Joan Vinyoli, "L'encanteri".

 

 

D. Són nombrosos els poemes que es fan ressò de les vivències al voltant del desplaçament forçat i de l'exili. També apareix l'evocació dels estralls de les guerres, l'evocació a través de la pervivència del paisatge. La sortida del camp per anar a la ciutat, que canvia la vida dels que es desplacen i del conjunt de la societat, té en canvi més poc ressò en la poesia catalana. Rosa Fabregat sí que ho tracta, i es recullen aquí dos textos de l'autora, al final d'aquest apartat.

 

Verdegen encara aquells camps

I duren aquelles arbredes

I damunt del mateix atzur

Es retallen les meves muntanyes.

(...)

Sóc avar de la llum que em resta dins els ulls

I que em fa tremolar quan et recordo!

(...)

 

Tota la meva vida es lliga a tu,

Com en la nit les flames a la fosca.

 

Barcelona, setembre 1937

Bartomeu Rosselló-Pòrcel, "A Mallorca, durant la guerra civil", Imitació del foc, Barcelona, Edicions 62, 1991, p. 137.

 

 

Desert d'amics, de béns e de senyor,

en estrany lloc i en estranya contrada,

lluny de tot bé, fart d'enuig e tristor,

ma voluntat e pensa caitivada,

me trob del tot en mal poder sotsmès,

no vei algú que de mé s'haja cura,

e soi guardats, enclòs, ferrats e pres,

de què en fau grat a ma trista ventura.

 

(...)

 

Jordi de Sant Jordi, "Desert d'amics".

 

 

(...)

Ja els prenen, ja els engrillonen,

ja els emporten cap a Alger.

Mar endins la mar fugia,

mar endins desparegué...

El més jove de la colla

a plorar llavors rompé:

-Adeu, camps de l'Allapassa,

que mai per mai reveuré ;

adéu, bona gent pagesa

que em volia tant de bé ;

adéu rosa alexandrina,

gira-sol i claveller !

 

Maria-Antònia Salvà, "Els captius (1665)", Poesies, Barcelona, Publicacions de l'Abadia de Montserrat, 1990, p. 10.

 

 

Una nit de lluna plena

tramuntàrem la carena,

lentament, sense dir re...

Si la lluna feia el ple

també el féu la nostra pena.

 

L'estimada m'acompanya

de pell bruna i aire greu

(com una Mare de Déu

que han trobat a la muntanya).

 

Perquè ens perdoni la guerra,

que l'ensagna, que l'esguerra,

abans de passar la ratlla,

m'ajec i beso la terra

i l'acarono amb l'espatlla.

 

A Catalunya deixí

el dia de ma partida

mitja vida condormida:

l'altra meitat vingué amb mi

per no deixar-me sens vida.

 

Avui en terres de França

i demà més lluny potser,

no em moriré d'enyorança

ans d'enyorança viuré.

 

(...)

 

Una esperança desfeta,

una recança infinita.

I una pàtria tan petita

que la somio completa.

 

Pere Quart, "Corrandes d'exili", "Saló de tardor" a Poemes escollits, Barcelona, Ed. 62, 1983, p.50.

 

 

Dolça Catalunya,

pàtria del meu cor,

quan de tu s'allunya

d'enyorança es mor.

 

(...)

Adéu, germans; Adéu-siau, mon pare,

no us veuré més !

Oh ! si al fossar on jau ma dolça mare,

jo el llit tingués!

Oh, mariners, lo vent que me'n desterra

que em fa sofrir!

Estic malalt, mes ai! Tornau-me a terra,

que hi vull morir.

 

Jacint Verdaguer, L'emigrant (recollit a Joc de miralls, Jacint Verdaguer, Barcelona, Edicions Proa i Institut d'Edicions de la Diputació de Barcelona, 2002, pp. 127 i 128)

 

 

Lluny,

just a l'horitzó

el meu campanar em crida.

 

Vinc de la gran ciutat, vaig cap al niu.

 

La torre de l'església

del meu poble obre les mans

treient el nas per l'horitzó

com una dolça lloca.

 

Rosa Fabregat i Armengol, Estelles, Barcelona, La Sal, edicions de les dones, 1979.

 

 

"Un, dos, tres,

salta pagès"

 

i busca a ciutat

el que no tens.

 

(...)

 

Un, dos, tres,

no trobaràs

mai més,

 

un, dos, tres,

el que has deixat.

 

Ets una baldufa.

La ciutat t'ha atrapat.

 

Balla, balla, balla,

un, dos, tres, baldufa,

a to de ciutat, pagès.

 

No podràs tornar,

un, dos, tres,

mai més.

No tornaràs.

 

Rosa Fabregat i Armengol, "Salta pagès", Temps del cos (Pròleg de Montserrat Roig. Il·lustracions de Joan Descals), València, J. Huguet Pascual, 1980, p.79.

 

 

E. Els poemes parlen sovint de l'errància, de l'aventura, i de l'esperança i el neguit que s'hi associen. De la tensió de la cerca i de l'escepticisme sobre l'existència de llocs singulars. I de l'atracció de nous horitzons, de nous camins, de nous llocs, cosa que no és pas incompatible amb els vincles amb l'idiotop.

 

(...)

Com en país estrany, closes totes les portes,

erra obstinadament, com si seguís un rastre.

 

Maria-Mercè Marçal, Bruixa de dol, Sant Boi de Llobregat (Barcelona), Edicions del Mall, 1979, p. 85.

 

 

¿On és lo lloc, on ma pensa repose?

¿On serà, on, que mon voler contente ?

Ab escandall jo cerc tot fons e tempte

E port no trob on aturar-me gose.

 

(...)

 

Ausiàs March , "On és lo lloc".

 

 

(...)

vivint en el poètic, assumint

que no és dat posseir res, només absència

devers on es camina amb ulls oberts

a la claror invisible.

Sí, de què

viuríem si no fos d'aquests besllums

de permanència feliç que se'ns revelen

entre dos clars, quan tot es precipita

sense parar a l'abisme i bufa un vent

sense recurs?

L'oasi

del pur estat beat, l'enyora sempre

l'itinerant.

Qui busca en trobarà

potser un miratge fèrtil, que l'oasi

no és enlloc.

Què ho fa que el recordem?

 

Joan Vinyoli, "Elegia de Vallvidrera, VI", Passeig d'aniversari, Barcelona, Empúries, 1984, p. 45.

 

 

(...)

E no estrenc res e tot lo món abraç,

vol sobre el cel e no em movi de terra,

açò que em fuig incessantment acaç,

e em fuig açò que em segueix e m'aferra.

 

(...)

 

Jordi de Sant Jordi, "Cançò d'opòsits".

 

Sents l´enyor del paradís.
Tens un somrís llunyà i estàtic dins el cor.
Quan tantes mans s´han diluït en el cel fosc.
Tens peus de sorra, ales de foc i un vell desig.

(...)


Lluny de nius i branques, dalt els cims, sota els barrancs.
Jo seré el teu guia si és que em vols acompanyar.
Mira quin paisatge s´obre als nostres ulls.
No facis viatges si no tens el vol segur.

 

Jaume Sisa, "Òrbites blaves".

 

 

La nau que passa fora port,

com se m'emporta el cor! El cor.

(...)

 

Clementina Arderiu, "La nau que passa...", Contraclaror. Antologia poètica, Barcelona, La Sal, edicions de les dones, 1985, p. 169.

 

 

Jo voldria, Senyor, que abans de l'hora

de l'eternal repòs,

tots els camins del món amics em fossin

amb un ressò amorós.

Voldria que els meus ulls quan es tanquessin

restessin aclarits

d'aquella llum suau, dolça companya

dels camins més petits.

Muntanyencs corriols, dreceres pies

del meu país amat.

Senderols vora mar, vinyes i roques,

oliveres i blat.

I voldria també per als meus passos

l'amplada dels camins

dels països estranys, les llums ignotes

i els dilatats confins.

(...)

 

Rosa Leveroni, "Invocacions", Presència i record, 1952. Extret de 21 escriptores per al segle XXI, Antologia a cura de D. Sam Abrams, Alex Broch, Margarida Casacuberta i Isidor Cònsul, Barcelona, Proa i Institut d'Edicions de la Diputació de Barcelona, 2004, p. 181.

 

 

F. Una relació peculiar amb un lloc és el sentir-se estranger a casa seva. Alguns poemes semblen reivindicar-ho, a manera d'assumpció digna d'un repte. D'altres, davant el que és vist com una ingerència forana, expressen el lament de l'autor, l'estranyament que es va imposant i el desig de preservació.

 

-De quin país és aquest estranger?

-No ho sé.

-Com se diu?

-No ho sé.

-Què fa? Quina llengua parla?

-No ho sé.

-Com us dieu, bon home?

-...

-De quin país veniu? On aneu?

-Sóc d'aquí. Sóc estranger.

 

16 d'octubre del 1947

 

Josep Palau i Fabre, "L'estranger", Poemes de l'Alquimista, Barcelona, Proa, 1977, pp. 102 i 103 (1era. ed.: 1952).

 

 

Vaig néixer menorquí

i moriré estranger.

Ponç Pons, Dillatari, Barcelona, Quaderns Crema, 2005, p. 40

 

(...)

Deixau-nos pastar el nostre pa,

després menjau-ne.

Ompliu-nos el carrer, però no el poble.

Contemplau el país

sense sagnar-lo.

Deixau-nos ser qui som.

 

Miquel Àngel Riera, "Paràbola i clam de la cosa humana", a Tots els poemes (1957-1981), Barcelona, Edicions 62, 1985, pp. 130-131.

 

Epíleg

Tots aquests poemes són una mostra discrecional de la presència del lloc, de la seva força, i del joc del binomi mobilitat/permanència en la poesia catalana. Els textos recullen molts diferents aspectes i matisos. No hi ha millor manera d'entrar-hi que deixar-los parlar per ells mateixos, amb el seu llenguatge propi. Tracten de la vida i, per tant, de la relació amb els llocs, intensa, ambivalent. Més que parlar, suggereixen. La riquesa del contingut dels poemes va molt més enllà del que es pot apreciar en una primera lectura. Us convidem doncs a tornar-hi, lentament, un per un, i a deixar que cada poema vagi desvelant tot el seu sentit.

 

 

Barcelona, febrer de 2007

 

Àngels Pascual de Sans

Jordi Cardelús Benavent



[1] On caldria incloure molta de la literatura de l'exili (Pere Calders, Avel·lí Artís Gener o Anna Murià a Mèxic, per exemple) i de la literatura que es fa ressò de les tensions derivades dels desplaçaments lligats a les guerres (deportacions, mobilitzacions de tropes, refugiats), com es pot trobar en l'obra de Joan Sales, Incerta glòria.

[2] À. Pascual-de-Sans, "Sense of place and migration histories. Idiotopy and idiotope", Area, 36, 4, 2004, pp. 348-357.

[3] "Preludi" de l'edició de 1990 (Barcelona, Empúries) de L'adolescent de sal d'en Biel Mesquida (1era ed. 1975), p. 8.

 

[4] Joan Sales, Cartes de la guerra, Barcelona, Club Editor, 2003 (2ona edició), p. 148.

Nosotros, los otros, la cultura y la economía


Al hilo de la aportación de Francesc (y de la incomodidad de Claudio).
El "nosotros" designa -en mi utilización- la pertenencia común a una cultura, en nuestro caso, la occidental moderna; lo que significa afirmar que nuestra subjetividad se construye en el marco de una cultura determinada; lo que no significa homogeneidad absoluta entre los individuos, ni inmutabilidad, ni no contradicción, ni mucho menos pureza. Me quedaría con la definición de Francesc:
"La cultura entesa com el conjunt de formes d'estar al mon que tenen els grups humans"
Diría también (y en esto sigo ahora a Raimon Panikkar) que las culturas son inconmensurables, incomparables: no hay manera de poder juzgar una cultura fuera de las culturas. Decir que otra cultura es inferior es haber decretado, previamente, que nuestra cultura es la medida de todas las demás. Así, no existiendo un espacio extracultural, el nosotros viene a significar simplemente la pertenencia a un modo particular de estar en el mundo.

En el tema de referencia, la migración, plantea un pregunta específica, puesto que el inmigrante, respecto a la cultura de recepción es un "otro" (un extranjero, un forastero), pero no todo extranjero, aunque viva y trabaje en el país. es visto como inmigrante. El inmigrante es otro específico. En Cataluña, actualmente, un inmigrante es una persona no europea y pobre, que ha venido para huir de la miseria; antes lo fue un andaluz, un murciano, un extremeño o un gallego, etc. Pero también los europeos que fueron a América (a hacer las américas). En estos y otros episodios parecido hablamos de "emigración económica", expresión en desuso, pero que he oído hace tiempo para diferenciarla de la "emigración política", en concreto de los republicanos huidos a Francia para escapar de la barbarie franquista.

Y lo anterior nos lleva a la economía. Una de las peculiaridades de "nuestra cultura" (id est. Occidental moderna) es la constitución de la Economía como una esfera separada, autónoma y dominante, lo que, como ya observó Polanyi, nos diferencia de otras culturas. Así, el inmigrante llega a una sociedad particularmente fragmentada -en relación con su cultura de origen. Esto tiene a mi modo de ver una consecuencia importante por lo que se refiere a la situación de "nativos" e "inmigrantes": al límite, y en la medida que el inmigrante es "mano de obra barata", sin otra exigencia que la que se desprende de su situación laboral, podría perfectamente quedar al margen de las formas culturales dominantes.

En la medida en que, cada vez más, como que identifica socialmente a las personas es su posición económica, y para el inmigrante, su situación legal (los papeles), este "otro" queda ya imaginado (si entiendo bien la distinción a la que Francesc alude), no por su cultura personal, sino como otro no occidental (o no catalán), es decir en términos puramente negativos, de oposición, de negación y de carencia: uno que no es como "nosotros" (pero este es también un nosotros imaginario) y que debería admirarnos. De la misma manera, es bien posible que desde los inmigrantes Cataluña sea simplemente este lugar de Occidente en el que trabajar, tener dinero y acceder a una posición social: aquí o allá, no es tan importante.

De la relación entre unos y otros sujetos, por encima de "nosotros " y "ellos" (como categorías imaginadas) surgen, constantemente, transformaciones culturales, que no podemos conocer en su complejidad y magnitud, como siempre, desde siempre.

UNA NOTA SOBRE LA NUEVA POLÍTICA DE INMIGRACIÓN DE LA UE


Según "el País" (lunes 22 de octubre de 2007, página 6), la Unión Europea va a promover la llegada de inmigrantes cualificados, es decir, aquellos que tengan un título de educación superior.

Según la periodista, la Unión Europea dará "facilidades a los extranjeros con estudios superiores, para que se decidan por Europa en lugar de emigrar a Estados Unidos y suplan la falta de mano de obra que se avecina en el continente". Más adelante se remacha el clavo, recordando que "EEUU atrae al 55% de estos trabajadores, mientras que sólo el 5% llama a las puertas de la Unión". Además, "el 3,2% de los inmigrantes son inmigrantes altamente cualificados, mientras que en Australia se elevaban al 9,9% y en Suiza al 5,3%. En la Unión Europea, los altamente cualificados apenas representan el 1,72% de la fuerza laboral".

¿Por qué está la Unión tan preocupada? En una columna adyacente al artículo principal y titulada "La llegada de cerebros como tabla de salvación", escribe la periodista: "Bruselas está convencida de que la entrada de inmigrantes cualificados es una de las vías de salvación de la economía europea" porque "harán falta más jóvenes para pagar las pensiones".

Se reconoce en el texto que esta política es polémica, ya que, por un lado, es vista como una incitación a la fuga de cerebros, y , por otro, resulta una injerencia en las competencias estatales. También se recoge la opinión de la Secretaria de la Confederación Europea de Sindicatos, según la cual "no nos gusta que la UE decida qué inmigrantes son buenos y cuáles no. ¿Por qué sólo los cualificados? Europa también necesita gente en los demás sectores".

Como no puede pedirse a un artículo periodístico un análisis profundo, colaboremos desde aquí a una reflexión algo más matizada.

Destaca, en primer lugar, la preocupación por la, habitual, inferioridad respecto a los Estados Unidos. Que este país es un polo de atracción de inmigrantes cualificados es un fenómeno conocido desde hace mucho y que afecta, además, como es igualmente notorio, a los propios europeos y más palmariamente aún, a los propios titulados superiores españoles. Parece que las preclaras mentes de Bruselas despiertan ahora del letargo y se dan cuenta de las múltiple ventajas de tener una inmigración a la medida.
Curiosamente, el principal argumento, y que en el texto sólo aparece de refilón, es bien sencillo.

La empresas necesitan en esta "economía basada en el conocimiento" de trabajadores cualificados, en la perspectiva de un crecimiento cada vez mayor. Como la oferta interior parece que va a resultar escasa, hay que buscar personal en el extranjero y, para ello, hay que competir con los EEUU, que ya han mostrado el camino.
Los inmigrantes cualificados ofrecen además, ventajas suplementarias.

En primer lugar, los países receptores no han tenido que hacerse cargo de su formación. Más aún, en muchas circunstancias, la formación superior en estos países se ha realizado con cargo a la ayuda exterior. Así, los países "desarrollados" se benefician por partida doble. Por un lado, despliegan una ayuda más o menos generosa pero condicionada; por otro, reciben los frutos de esta ayuda en forma de personal formado que puede contribuir así a acelerar el crecimiento de la economía (y de los beneficios privados) No es extraño el énfasis del Banco Mundial para prestar fondos que fortalecieran la educación, y en particular la superior, en muchos países "en vías de desarrollo". O lo que es lo mismo, los países pobres se han endeudado par formar titulados que irán a trabajar a los países ricos.
Se reconoce por parte de los elaboradores de esta nueva política, que se va a acusar a Bruselas de "promover la fuga de cerebros de países en desarrollo. Por eso, el texto camina con pies de plomo y pide a los Estados de la UE que se abstengan de reclutar trabajadores en sectores necesitados de los países en desarrollo como el sanitario". Punto.
A falta de poder consultar el texto (aún no definitivo, parece), hay que admitir que esta argumentación brilla por su más completo cinismo. Eso si, reconoce las competencias de los Estados (punto polémico también), lo que reduce la responsabilidad de la UE, para los redactores, a una piadosa recomendación. ¿Hará falta recordar, como simple botón de muestra, la llegada masiva de médicos suramericanos a España en los últimos años?

En segundo lugar, serán los de mejor currículo los que serán admitidos, puesto que los países receptores se encargarán de seleccionar los aspirantes, con lo que, la "fuga de cerebros" será cualitativamente más importante.

En tercer lugar, y en el texto aparece como un argumento fundamental, estos inmigrantes son necesarios para pagar las pensiones de los europeos envejecidos. Curioso argumento, que va de la mano de los intentos descarados de privatizar las pensiones, a la vez que se reducen los impuestos, en particular de los más ricos. Si es por eso, y dado que por ahora los agoreros no han acertado, simplemente podría resolverse el hipotético problema con un sistema fiscal realmente progresivo. Pero el horno neoliberal no está para bollos sociales.


PREGUNTAS SOBRE VÍCTIMAS Y CONSUMISMO

Cara a nuestros próximas encuentros IRL, creo que es importante introducir algunos elementos de discusión más.

Ciertos aspectos de lo que ha escrito Robert en sus varias intervenciones me provocan algunas dudas.
Para empezar la rígida división entre “nosotros” –que seríamos ricos, opulentos, satisfechos- y “ellos” -que serían, además de inmigrantes, víctimas y explotados- me parece excesiva y conceptualmente peligrosa. Creo que ver a los inmigrantes actuales sólo como víctimas les despoja de la posibilidad de ser sujetos de sus decisiones. Por lo que se sabe a través de estudios recientes, los que deciden emigrar son a menudo los mejores de sus respectivos contextos; suelen estar relativamente preparados y son portadores de ambiciones personales. Si tuviéramos que pensar que son víctimas -¿de qué? ¿de un espejismo? ¿de un error?- tendríamos que pensar que nostros también lo somos.
En la rígida separación a la que aludía más arriba, el “nosotros” también es un problema. Yo no soy ni rico, ni opulento, ni satisfecho. Por lo que sé tampoco Robert. Entonces ¿somos inmigrantes? Aunque Francesc propone poéticamente considerarnos todos inmigrantes, creo que para poder razonar hay que definir algunas categorías, y nosotros no somos inmigrantes ni consumistas. Si personalizo el discurso es sólo para mostrar, con una ironía que espero se me perdonará, los límites del planteamiento de Robert, en el que desaparece la propia posición del crítico.
Tengo la impresión que el núcleo del análisis de Robert es más adecuado para describir la historia de la imposición del modelo industrial primero y consumista después, que para analizar la situación actual, al menos en sus tendencias de fondo.
Quiero recordar aquí los estudios de Néstor García Canclini y de Martín Barbero, que analizaban –siguiendo la pista que en su día abrió Michel de Certeau- cómo los “oprimidos” lejos de ser solamente empujados a comportarse de una cierta manera por el poder, son capaces de descifrar el contexto y volver a su favor algunos de los elementos de la opresión. Canclini, en concreto, muestra cómo algunas comunidades indígenas latinoamericanas se adaptan al contexto de las ciudades de centroamérica y consiguen, a la vez, sobrevivir y no perder el alma. Son sujetos –en lucha, pero sujetos- de sus decisiones.

Por otra parte, la condena sin paliativos del consumismo también me parece que dificulta el análisis del mismo. Después de Marx y Nietzche, para citar sólo los clásicos, deberíamos saber que si una cierta manera de organizar la sociedad funciona es porque es “humana, demasiado humana” o porque es una “necesidad histórica”. La pregunta que nos deberíamos poner es ¿a qué responde de íntimamente humano y necesario el consumismo? Creo que sólo así lo podremos criticar. Y la crítica nos pondrá la tarea más difícil, porque la pregunta siguiente será ¿Qué se puede proponer de más humano y necesario? Los estudios psicoanalíticos tienen mucho que enseñarnos en este punto.

Estos días he releído los capítulos finales de los tres libros donde Bataille afronta la cuestión económica: La Part Maudite, La Limite de l’Utile y La Théorie de la Religion. En general su análisis está ligado todavía a un contexto de producción industrial más que de consumismo postindustrial, y considera la guerra como el único medio –y por lo tanto como el peligro supremo- de destrucción de los excedentes. En La limite de l’Utile, sin embargo, apunta a una reflexión sobre el consumo –consumer- y viene a decir, muy hegelianamente, que la instauración del mundo de las cosas y el advenimiento de la ciencia es el paso necesario para deshacerse de las ambigüedades de los contextos míticos y religiosos anteriores. Sin embargo, la plena realización de un mundo donde el consumo de lo producido está desprovisto de toda sacralidad –no es de ninguna manera un sacrificio- coincide también con la máxima alienación. La salida que Bataille propone a esta situación es una salida mística en la que coinciden “la intimidad y la lucidez”. De ese modo nos indica la dificultad del problema.

 

Claudio Zulian

 

 

PER QUÈ EMIGRAR?

- Per què emigrar? La necessitat, el desig i la satisfacció. La migració com a símptoma.

- Els mitjans de comunicació com a generadors de desig o motivadors de la emigració. Les relacions imaginari - simbòlic - real.

- L'emigrant com a subjecte actiu amb projectes propis front l'emigrant com a subjecte passiu de la influència dels mitjans de comunicació.

- La idea performativa de la emigració; generadora de noves formes culturals i a l'hora destructora de formes culturals. La modificació del migrant i dels receptors dels emigrants. La col·lisió imaginaria, la col·lisió simbòlica. Quin real?

Per què emigrar?

El per què un subjecte qualsevol decideix emigrar d'un lloc (d'origen) a un altre, malgrat ser un fenomen històricament continuat i verificat, no deixa de ser un enigma el saber per a que alguns subjectes deixen allò conegut - per molt trist i penós que sigui - per un incert futur. Deixar la família, el grup social, les seves costums i formes culturals per a llençar-se a la recerca d'allò nou...

Certament si els estudis sobre els diferents tipus d'emigració tenen raó, hi ha molts tipus d'emigració, gairebé tants com subjectes que emigren. Es faria difícil parlar de tipus i m'estimaria més parlar de subjectes diferents que emigren, que se'n van del seu mon per anar a un altre a la recerca d'allò que no tenen.

En efecte una definició prosaica del desig podria ser aquesta; el desig és d'allò que no es té o no s'és. Es tracta d'una categoria diferent al concepte de necessitat. Algú necessita menjar o necessita diners per a comprar menjar, però no desitja menjar. Més be com els grans cuiners saben, desitgem menjar aquelles creacions rares que després d'una llista d'espera molt gran els restaurants de moda ens ofereixen. El gran teòric del desig, el psicoanalista J. Lacan proposa vàries definicions del desig en la línia esmentada, per exemple: "el desig és el desig del Altre", es a dir, el desig s'ha de produir mitjançant l'altre, un altre subjecte. Desitgem en la mesura que no tenim o no som i en la mesura que algun altre, marca o designa allò com a desitjable. Diríem doncs que el desig humà té unes condicions particulars d'existència; és desitja allò que no es té, si allò és marcat per un altre com a desitjable i per aconseguir-ho s'ha de treballar o el subjecte ha de lluitar per a fer-ho seu.

La noció de treball va lligada a la de desig. És així que una de les problemàtiques fonamentals del subjecte està en relació a aquest concepte o a aquest sentiment o estat d'ànim. El per a què això és així es podria resumir en una fórmula simple: en el moment en que s'aconsegueix allò desitjat, el desig s'acaba.

En el cas en que allò desitjat no s'aconsegueixi - i això és força habitual com veurem en el tema que ens ocupa - o s'aconsegueixi de forma diferent a la forma desitjada, poden presentar-se, - segons la psicoanàlisi i l'estudiós del desig Jacques Lacan - dues formes o dues posicions subjectives; la impossibilitat i la impotència. Ambdues són formes de sostenir el desig al efecte que aquest no s'esvaeixi. Per a què mantenir el desig encès?. Aquesta pregunta molt coneguda pels amos i el governants es podria respondre dient que el desig, com abans comentava fa treballar als subjectes. Mentre hi ha desig, el subjecte treballa. Només hem de llegir els testimonis o les cròniques dels afortunats de la loteria per adonar-nos que la satisfacció del desig no sempre és un benefici pel subjecte.

Aquesta darrera idea que Freud va enuncia com a pulsió mortífera ens permet pensar com per alguns subjectes la impossibilitat i la impotència són formes de sosteniment del desig, es a dir del treball, de la activitat per arribar-hi, doncs en el moment en que aquest objecte o estat anhelat és assolit, immediatament el subjecte per el desig, o l'estat d'anhel que anteriorment el motivava.

Quan Freud enuncia la famosa pulsió de mort es refereix a aquest fenomen singular. Tenim l'exemple en els toxicòmans a qui es podria considerar els aventurers a la recerca del anorreament del desig. Dit d'altre manera la satisfacció s'oposa al desig.

Per a molts subjectes mai es té allò que es vol, mai estan contents, mai en tenen prou. Les dificultats constitueixen una autèntica font de motivació per aconseguir allò anhelat. Fent una simplificació diríem que la nostra societat occidental, catalana, europea, està en un estat d'autosatisfacció generalitzada. Símptoma d'aquest fenomen per a la nostra societat són els emigrants. Subjectes desitjants front subjectes satisfets, subjectes que miren amb desconfiança aquells subjectes que treballen en allò que ells no volen, que treballen quan ells no volen i que treballen per un sou que ells mai no acceptarien.

L'emigrant com un símptoma del nostre sistema social ens pot permetre una perspectiva doble. Per una banda la dimensió abans esmentada; es tracta d'una indicació, d'una senyal de que la nostra societat ha generat o està generant posicions acomodatícies o egoistes. En aquest cas podem visualitzar-ho en l'increment del "negoci" o la activitat de la cura i atenció a la gent gran. Els fills i nets de la nostra gent gran paguen als immigrants per a que facin allò que ells mateixos, nosaltres mateixos, no volem fer, es parla ja del problema del "envelliment de la nostra societat" i de la necessitat de l'augment de la natalitat. També la educació dels infants i joves simptomatitza la nostra societat amb l'increment del fracàs escolar i el creixent augment d'alumnes que abandonen els estudis. Temes que més endavant tractaré amb una mica més de detall.

D'altre banda, afegit a aquesta dimensió del símptoma com a indicació d'una problemàtica general tindríem la dimensió del símptoma com a tractament d'aquesta mateixa problemàtica. En efecte, pensar que la complexitat i diversitat de la emigració constitueix una oportunitat per a la nostra societat per repensar-se i per impulsar-se envers el futur és una tasca a plantejar en la actualitat.

El problema de la emigració caldria substituir-lo per el problema de les nostres societats hipermodernes i de com ens en sortim de formes de satisfacció cada cop més allunyades del treball i el desig.

Per la psicoanàlisi, el símptoma, lluny de ser allò a eliminar, és justament allò a acollir i aprendre d'ell. El símptoma es transforma, no s'elimina. Però abans cal fer se'n càrrec, cal pensar que nosaltres mateixos en som responsables per que si no; per què ens inquieta tant que vingui tanta gent de fora? Quina idea ens fem d'això ?

Es a dir, si prenem l'exemple de la cura de la gent gran, les dades ens parlen de l'augment de la població de la tercera edat a causa dels avenços socials i mèdics i per altre banda la demanda de població emigrant per a que es faci càrrec dels treballs més pesats i desagradables. Hi ha en efecte un tall en la forma en que anteriorment es tractava la situació dels avis. Era la pròpia família que organitzava el procés que permetia que una tradició es repetís. Generalment la dona te cura dels fills i dels vells en una cadena que el nou capitalisme trenca. Que els emigrants tinguin cura dels avis i dels nens en lloc de la dona és, en efecte, una fita per el moviment de les dones a l'hora que introdueix també una nova forma de tractament entre les generacions. M'estendré més sobre aquests temes més endavant però ara, voldria subratllar sobretot aquesta doble dimensió simptomàtica com a senyal i com a tractament que la emigració té en la nostra societat actual. Dit d'altre manera els emigrants en senyalen en indiquen que en la nostra societat hi ha alguna cosa que no va en relació al desig, i per l'altre els emigrants, si som capaços de ser porosos a la seva marca, ens poden ensenyar maneres de tractar el malestar que la nostra societat pateix.

Aprendre dels emigrants, de la relació amb el desig que estableixen, més ben dit: del estudi d'aquesta relació que en aquest seminari estem analitzant, pot servir per a extreure un saber nou sobre nosaltres mateixos que ens tregui d'una autocomplaença mortífera.

(Aquest text forma part d'un text més ampli que es va produint a mesura també que apareguin aportacions i crítiques. Teniu un petit guió al principi per anticipar de quines coses tractarà. Espero doncs les vostres aportacions per orientar el text a la finalitat de investigació que apunta el seminari)

Francesc Puntí